Música, Reportajes

Urmemetal: la familia que está agitando la escena heavy emergente desde València

Publicado originalmente en Culturplaza.com

La historia de Begoña Urmeneta es una de las más fascinantes de cuantas historias anónimas y cotidianas nos rodean. Fue la primera camionera de tráilers en València. Empezó en el Puerto y dice que la llegada de los primeros móviles, auténticos zapatófonos, le acabó por convencer para dar el paso. También influyó aquello de estar en el momento adecuado en el lugar adecuado, aunque en ese aspecto quizá no todo fue casualidad. Había soñado con ello desde pequeña, pero el hecho de tener que conciliar el trabajo como camionera con dos niños pequeños, en aquel entonces (y quizá también ahora), le generaba algunas dudas. Dio el paso –asegura que sus compañeros fueron siempre generosos e igualitarios– y hasta el día de hoy.

Urmeneta, navarra de nacimiento y valenciana de adopción, cuenta que el camión es desde hace algo más de 20 años su vida. No en vano, la mayor parte de los días los pasa en su cabina viajando por Europa. Carga y descarga, descarga y carga, pero, sobre todo, conduce desde su cabina todo tipo de mercancías. Desde esa cápsula da rienda suelta a tres aficiones: la lectura, el heavy y la radio. Mucho de la segunda, bastante de la tercera y algo de la primera hay en uno de los proyectos en los que ha embarcado a sus dos hijos y por los que una marca empieza a tener cierto eco a nivel estatal: Urmemetal Sponsors es una asociación sin ánimo de lucro en la que Begoña, David Gómez y Ainhoa Jiménez (sus dos hijos) se han empeñado en ayudar a promocionar a grupos emergentes de rock y heavy a cambio de nada.

Aunque la aventura se inició hace unos cinco años de manera más o menos accidental, desde hace dos se estableció formalmente. No son promotoras, no son managers, pero se dedican a tender puentes en todas direcciones para los grupos emergentes de heavy de España y de fuera de España. Aunque la debilidad por las bandas valencianas se nota y se deriva de la proximidad, conectan a las bandas con las salas para generar conciertos en los que la máxima es tan sencilla como –desgraciadamente– inédita: «las bandas no pagan por tocar». ¿Cómo lo hacen? Comunicación, sinergías, buen rollo y una dedicación difícilmente comprensible de no ser por el amor de los tres Urmeneta con este estilo de música.

Ainhoa comenta a Cultur Plaza que es curioso como los tres tienen gustos distintos dentro del heavy: Begoña, algo más clásico, Ainhoa, algo más excesivo, y David, algo más progresivo. En realidad, esas son las tres líneas que se van alterando en la generación de sus contactos. Una plataforma que desde 2017 se ha vuelto mucho más internacional a partir de un trabajo que, en el caso de Begoña, capitanea desde la cabina de su camión: han ligado a una serie de emisoras de radio en España, Italia, Francia, Inglaterra y países de Suadmérica para que intercambien maquetas y primeras grabaciones: «el objetivo es que la música de aquí suene en muchos sitios y, aprovechando todo lo que da de sí internet, haya un flujo de intercambio entre emergentes».

El salto radiofónico está funcionando tan bien que ya les han propuesto acoger giras de bandas sudamericanas, aunque ese tipo de saltos todavía quedan lejos para una asociación que apenas da a basto con la gestión que ya realizan desde València. Ciudad, por cierto, donde la presencia del heavy y de sus estilos más próximos está en horas bajas en cuanto a público y salas sensibles a la causa; no así en cuanto a bandas, que «las hay muchas y buenas». Eso dic Ainhoa que, con sorna, comenta: «yo le he dicho a mi madre que si conseguimos llevar público en València, lo vamos a conseguir casi en cualquier sitio». Y ríe, mientras acto seguido comenta que todo el Norte, de Galicia a País Vasco, sigue muy por encima de la media en esos dos aspectos: públicos y salas.

Las redes sociales y WhatsApp son el principal campo operativo de Urmemetal que tienen varios conciertos programados como colaboradores para las próximas semanas. No paran y no se limitan al directo. Diseñan entradas, carteles, chapas, camisetas y flyers, siendo la promoción online de todo esto la principal actividad. Ahora mismo se preparan para otorgar un premio de fotografía relacionado con el heavy –ya con finalistas–, pero han colaborado con festivales y admiten que grupos de fuera de València les tientan a ejercer de managers. «De momento, es algo que no contemplamos», dice Ainhoa: «el motivo por el cual empezamos a generar contactos y ayudar a bandas emergentes tiene que ver con nuestro disfrute. A largo plazo, no descartamos que pueda existir algo en paralelo que, por hacer de esto algo más profesional para las bandas, pueda suceder».

Begoña comenta que monetizar «no está sobre la mesa. Lo hacemos de corazón. Lo único preocupante de todo ello es que seguimos arriesgando nuestro dinero. Muchas veces, horas o minutos antes del concierto, estamos cagados porque no sabemos si cubriremos gastos. Al final, de una forma u otra, siempre llegamos. Si generar una base empresarial resolviera eso, quizá, más adelante, nos lo planteemos». Es cierto que, como dato curioso, todo esto surgió de un concierto que sí promocionaron y que fue una especie de celebración familiar. Y como fue bien aquella vez, pensaron en cómo hacerlo mejor y dar de alguna manera ayuda a las bandas emergentes, que siguen siendo desde entonces su único objetivo.

Aun así, ya hay una serie de bandas a las que han ayudado, que han ido cogiendo cuerpo y de las que siguen tirando para dar empaque a según qué carteles. Han colaborado con promotores, managers y salas en Madrid, Barcelona, Galicia, Asturias o País Vasco, además de hacerlo en casa, en València. «La principal motivación es dar visibilidad a las bandas, conectarlas y que a los directos no vayan solo familiares y amigos», comenta Begoña desde la cabina con gran energía. De eso van sobrados los tres, pese a que admiten que cada vez Urmemetal Sponsors «se come» más vida personal. Eso sí, una vida alternativa que viven de manera conjunta, hiperconectados a través de internet y dirigidos por una madre camionera que, desde su cabina, Europa arriba, Europa abajo, ahora escucha a las bandas a las que tratan de dar cancha en emisoras de Italia o Francia.