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Megaupload: la pérdida de la inocencia de Internet

Publicado originalmente en Valenciaplaza.com

MADRID. Cierto es que desde la tarde del jueves no me he enredado en ninguna conversación que no haya cargado sus sentencias más inspiradas al pasar por la palabra Megaupload. Como una patria perdida, con cierta violencia y nostalgia prematura, habituales y neófitos sienten la desaparición del portal como una derrota a su propio estilo de vida. El que no lo admite aspira a convertirse en ser mitológico o, sencillamente, es un hipócrita o, desafortunadamente, no le conozco.

No nos engañemos. Si Megaupload almacenara en sus 25 millones de gigabytes-ahora congelados- PowerPoints de gatitos, ni hubiera alcanzado el 4% del tráfico mundial en Internet (dato para la historia) ni estaríamos hablando de ello. Escudados en la posibilidad de subir cualquier contenido a la nube, sin intervención ni control, la empresa dirigida por el excéntrico Kim ‘Dotcom’ construyó un opulento imperio a escala global.

Más allá de su uso para personas o empresas que allí almacenaban sus contenidos y que ahora se las verán negras para recuperarlos (primer mensaje al mundo del Gobierno de Estados Unidos: usted verá en qué taquilla guarda su ropa limpia), Megaupload ha permitido que su sistema sea contenedor y canal para redes de pornografía infantil en todo el mundo, y, a su vez, la ventana más accesible para que toda una generación haya abierto su cerebro –de forma ilícita– a Quentin Tarantino, Amy Winehouse, Microsoft o Stieg Larsson, entre un infinito de autores más o menos populares.

¿POR QUÉ HAN CERRADO MEGAUPLOAD?

Actualmente, la legislación antipiratería de Estados Unidos permite contadas maniobras contra los servicios de almacenamiento digital dentro o fuera del país. Prueba de ello son el desarrollo de las leyes SOPA y PIPA, de las que hablamos la semana pasada. Pero la corporación Megaupload contiene características propias en el desarrollo de su actividad comercial las cuales le han llevado a ser considerada para el FBI como «una organización mafiosa«.

Siempre utilizando como fuente el informe final de la fiscalía estadounidense, de setenta páginas, la principal razón por la que Megaupload ha sido ‘cazada’ es por su «sistema de recompensas por subida«. Según el documento, la empresa ha llegado a gastar 8 millones de dólares en premios a aquellos usuarios que conseguían subir a sus servidores los archivos más buscados del momento. Posiblemente gracias a esta estrategia, Megaupload se ha convertido en el servicio de almacenamiento de archivos digitales más usado del mundo, a una distancia considerable de sus ‘rivales’. 

Una prueba del supuesto sistema ha sido la reacción de buena parte de la competencia, como es el caso de Rapidshare que, además de estar instalada en Suiza-hecho más que relevante-, asegura que en ningún caso ha ofrecido nunca recompensas a sus usuarios por subir ningún tipo de archivo.

Por lo demás, Megaupload ha tratado (desde el inicio de su actividad en 2005) de mantener cierta apariencia con la industria del cine, a la que subió la ‘cuota de archivos para ser destruidos’ (al demostrar que vulneraban sus derechos) de 2.500 a 5.000 por día en el año 2009. Tanto o más con cierto sector de la industria musical, que le dedicó esta canción hace tan solo unos meses con algunos de los iconos más importantes de la escena mainstream estadounidense.

No obstante, las asociaciones Motion Picture Associaton of America y Recording Industry Association of Americalobbys de SOPA y PIPA, mostraron públicamente el pasado jueves su alegría con la intervención internacional de la empresa.

Por otro lado, tampoco cabe olvidar el carácter excéntrico de su cerebro: un hacker desde la adolescencia con un buen historial de multas pagadas puntualmente y penas de prisión que nunca ha cumplido, gracias a los buenos abogados que su actividad empresarial le ha proporcionado. 

Kimble (en la foto), creador de Megaupload, de origen alemán, con 2 metros y 140 kilos de peso, posee una colección de coches entre los que hay un Maserati, un Cadillac rosa de los años 50, un Rolls-Royce o una docena de Mercedes, entre otros caprichos como jets o yates de los que siempre dio cuenta a través de su blog personal. En un país como Estados Unidos, la exposición pública suma y es acicate para Departamento de Justicia y FBI, sobre todo por el tamaño de las empresas salpicadas con pérdidas millonarias (alrededor de 500 millones de dólares) en medio. 

MEGAUPLOAD EN CIFRAS: VALENCIA, CAPITAL DE DESCARGAS EN ESPAÑA

Megaupload era la página 72 en el ránking mundial de visitas, según el índice oficioso Alexa. En términos absolutos, la web recibía 5 millones de visitas únicas diarias, de las cuales 500.000 provenían de España. 

Por países, Francia (10%), Brasil (8,8%), Estados Unidos (7,3%) y España (7,2%) eran los que más frecuentaban el portal. Según los datos de Google Trends, medidor de búsquedas de la plataforma Google, Valencia era la ciudad con mayor número de búsquedas con dirección a Megaupload, seguida de Madrid y Barcelona.

Según los datos de la propia empresa, la publicidad de las diferentes webs del grupo (Megaupload, Megavideo, Megaclick, Megalive, etc) web suponía el 20% de su beneficio. El resto: 180 millones de suscriptores en todo el mundo.

MEGAUPLOAD: REFLEXIÓN Y PRIMERAS REACCIONES

David Bravo, especialista en propiedad intelectual y derecho informático, responsable de la defensa de populares páginas extintas como Sharemulaindice-web.com o de creadores informáticos como el joven Pablo Soto, hizo un tuit primoroso minutos después de que la noticia de la intervención mundial de Megaupload por el FBI se hiciera pública. Dijo: «Si un niño pone un dedo en uno de los agujeros de un colador, sólo él piensa que ahora se filtra menos cantidad de agua»

Prueba de esta reflexión es el mero recordatorio de que este mes se cumplen, precisamente, 10 años del cierre de Napster. ¿Es este tipo de clausuras -por encima de la legislación de otros países: arrestos en Nueva Zelanda del FBI- la solución a un negocio-el suyo-incapaz de domar su propio mercado?

No cuesta mucho imaginar que dentro de poco leeremos aquí o allá que una de las grandes productoras de ficción para televisión en Estados Unidos -HBO, en el mejor de los casos- se anima a producir la investigación del FBI durante estos últimos años (oficialmente abierta desde 2006, con teléfonos y correos electrónicos ‘pinchados’ como principales pruebas del caso).

Me pregunto cómo veremos la serie. Espero que en streaming, de forma legal y con una calidad cercana a la plena satisfacción. SOPA, PIPA y quien las promueve me temo que aspiran, más bien, a perpetuar su modelo de negocio y a dar, con la mayor frecuencia posible, un puñetazo sobre ‘la Red’ a la que, sólo ellos, son capaces de ver con piel de lobo.