Gastronomía, Reportajes

Los restaurantes valencianos coquetean con el ‘street food’

Heineken inicia una estrategia con algunos de los restaurantes más dinámicos de la ciudad

Publicado originalmente en Culturplaza.com

Cuando hace casi un año ya abordábamos la realidad del street food en España (muchos profesionales queriendo sumarse a la tendencia frente a la legislación más restrictiva de Europa), ya se podía adivinar que el camino de los food trucks -camionetas, caravanas o furgonetas convertidas en microrestaurantes- encontraría el subterfugio para hacerse presente en Valencia. La presión ha encontrado en Valencia dos arietes llamados a embajar definitivamente esta comida de calidad, aunque servida a pie de calle: los festivales de música y las cerveceras.

La Federación de Empresarios de la Hostelería de la Provincia de Valencia (FEHV) mantiene distancia ante la prosperidad del negocio ya que, según su presidente Manuel Espinar «hay que proteger los intereses de las empresas que ya generan economía». Sin embargo, la reciente Retro Party & Street Food promocionada por la cerveza Sol junto al Mercat de Russafa dio lugar para que locales como Copenhagen, Malmö y Oslo (vegetarianos del mismo grupo empresarial) o Dulce de Leche se lanzaran a la comida sobre cuatro ruedas.

La empresa Pop Up Street Food está de una o de otra forma detrás de buena parte de las propuestas locales en torno a esta oferta gastronómica. Se iniciaron en el ‘mundillo’ hace tres años aunque, según Fernando Millet, uno de sus responsables, «el interés y la oferta se está disparando durante los últimos meses». La mercantil valenciana ha pasado de los tres vehículos de 2014 a los siete actuales. Su próximo gran evento, el más grande que han abordado desde que iniciaron su andadura en este mercado, será el Festival de Les Arts, un evento musical que incluye 16 food trucks como oferta complementaria.

En este caso ha sido Heineken la que, asesorada por Millet y su empresa, han seleccionado 15 restaurantes valencianos con experiencia previa o sin ella pero vinculados al público del festival. Onion Burguer Studio, Dulce de Leche, Coloniales Huerta, Al Pomodoro – La Pappardella – Sorsi e Morsi, Cocotte & Co., Brassa de Mar, Saona, On the Rocks, Bar & Kitchen, Black Turtle, Jauja, Copenhagen – Mälmo – Oslo, Bluebell Cofee Co., La Llorona, Vermúdez y los barceloneses Grupo Pantea conforman la oferta gastronómica de este evento que se celebrará en los exteriores de la Ciudad de las Artes y las Ciencias los días 5 y 6 de junio.

Algunos de ellos, como en el caso de Bluebell Coffee Co. Tuvieron una experiencia previa en el MBC Fest celebrado en el Puerto de Sagunto en abril: «ahora parece que ya es difícil concebir un festival cultural de grandes dimensiones sin tener en cuenta el street food«, apunta Millet. La idea parece encajar, teniendo en cuenta que lo que se ofrece es una comida elaborada, artesanal y rápida, capaz de contraatacar a la habitual y mediocre oferta de comidas y bebidas en los festivales.

Millet apunta a la ventaja que Madrid y Barcelona van cogiendo en la oferta de street food. Partiendo de la base de que las ordenanzas municipales impiden la instalación de estos restaurantes móviles en suelo público, en la capital ya se ha conformado el mensual Madreat, que se celebra en un centro comercial del Paseo de la Castellana. Por su parte, en Barcelona cuentan con el Van Van como destacado entre otros encuentros de street food mensuales.

EMPIEZA LA LUCHA DE CLASES

Precisamente vinculada a la propuesta madrileña se encuentran la compañía Rufina e Hijas. Con un concepto de empresa con similitudes a la propuesta de alquiler y puesta  a punto de Pop Up Street Food, esta compañía se hará presente al menos una vez al año en Las Naves del Carrer de Joan Verdeguer, en Valencia, para instaurar el primer festival puramente de street food en la capital del Turia (23 y 24 de mayo).

Allí estará presente uno de los casos más recientes e independientes del panorama food truck, pero casi único en la Comunitat Valenciana: La Regional. Esta propuesta impulsada por el diseñador Agustín Esteso junto a Paloma Pallarés y Amada García se inició entre diciembre de 2014 y enero de este año y lo hace desde la visión romántica del street food: carta, estilo, marca, concepto y, sobre todo, vehículo propio, una caravana Hergo Bambi de 1977z

A Esteso la cocina le viene de cuna. Su familia regenta desde hace cuatro décadas el restaurante Casa Agustín en Torrent, «que es el que nos sirve de soporte o punto de partida para nuestro trabajo». A su vez, Pallarés aporta dotes de gestión y García está vinculada a la materia prima, ya que su madre tiene parada en el Mercat de Russafa y está en contacto con otros mercados. «Buena materia prima y una cocina que no busca camuflar nada ni hacer florituras», apunta Esteso como base de un negocio llamado a convertirse en «algo más que una aventura».

En poco más de cuatro meses, tres eventos y una agenda que se va rellenando para este proyecto totalmente independiente. Pero el modelo atrae definitivamente a los restaurantes más dinámicos de la ciudad, y así nace The Foodie Society: «es el grupo de restaurantes que se han unido para participar en el Festival de les Arts y que se constituyen como una especie de plataforma que, posiblemente, pueda hacer cosas en el futuro de forma conjunta», apunta Millet.

Para el grupo de restaurantes Copenhagen, Mälmo y Oslo el Festival de Les Arts no será su primera incursión en el street food: «para nosotros es un escaparate interesante, porque haciendo comida vegetariana podemos mostrar como puede haber una oferta interesante gastronómicamente y con cierto nivel de calidad». Olga, responsable de este grupo, se declara «festivalera» tal y como lo hace Fran, representante de The Black Turtle: «desde hace dos años queríamos experimentar con ello y el caso de Les Arts nos ha venido como anillo al dedo. Aun así, nos conviene directamente porque se hace en Valencia y eso nos hace tener cerca de nuestro público potencial».

Todos estos restaurantes valencianos reunidos, incentivados por Heineken, ven este foodies merkat como un escaparate. Para el chef Vincenzo del grupo Pomodoro – Pappardella – Sorsi e Morsi esta es «la principal razón por la que acudimos, en un sentido promocional para que se conozca aún más nuestra cocina». Precisamente eso es lo que José Gloria, de la taquería La Llorona: «nosotros que tan solo llevamos unos meses abiertos tenemos la oportunidad de abrirnos a un público mayor». En el caso de este nuevo referente de la comida mexicana en la ciudad, todo su equipo se trasladará al festival. En general, la inversión en recursos humanos y género es considerable teniendo en cuenta la dimensión por miles de potenciales clientes del festival.

LAS INSTITUCIONES SIGUEN SIN DECIDIRSE

En el sentido más institucional cabe recordar que Cámara Valencia reunió una mesa de trabajo justo antes del mes de agosto de 2014. A ésta se sentaron representantes hosteleros, expertos en marketing y técnicos de la Agencia Valenciana de Turismo y se propusieron reencontrarse tras el periodo estival. Lo cierto es que este grupo de trabajo no ha incidido en los meses posteriores sobre las posibilidades de este atractivo turístico.

Como reconocieron algunas fuentes próximas a la conversación en diferentes momentos del pasado año, la idea llegó hasta el conseller de Economía Máximo Buch, que no vio con malos ojos ser la primera comunidad autónoma en abrirse a esta tendencia comercial. No obstante, en un ámbito institucional, ninguna de las opciones o conversaciones que se han iniciado parecen estar en vías de ofrecer un escenario legal y continuado para dar cabida a un espacio de street food en Valencia o la Comunitat. «Por el momento, estamos explorando el mercado a partir de sus limitaciones. El street food tampoco busca estar los 365 días del año en la calle», remata Millet.