Cómic, Reportajes

El mundo del cómic despide a Paco Camarasa, el alicantino que instauró la novela gráfica en España

Publicado originalmente en Culturplaza.com

El pasado domingo 10 de julio falleció Paco Camarasa (Alcoi, 1963),  editor fundamental para entender el mundo del cómic actual y la novela gráfica en España. «Sería imposible entender el movimiento independiente de publicaciones de cómic desde mitad de los años 90 hasta la actualidad sin él», apunta el investigador Álvaro Pons. Él mismo ha ejercido como comisario en la ambiciosa exposición del IVAM València Línia Clara que precisamente aborda la historia de los dibujantes valencianos desde finales de los 70 hasta la explosión de la burbuja de las revistas a finales de los 80. Justo después, en 1995, Camarasa y MacDiego (Diego Ruiz de la Torre) ponen en marcha Joputa Ediciones, la editorial que tras dos únicos números se convertiría en la trascendental Edicions de Ponent.

Presentación de Edicions de Ponent en Madrid, 1996. En primer plano, Jesús Cuadrado (Crítico de tebeos y autor del Atlas español de la cultura popular de la historieta y su uso, 1873 – 2000 / Ediciones Sins Entido); detrás, Camarasa y MacDiego (Foto cedida por MacDiego)

Camarasa restituyó a algunos de los mejores nombres de las publicaciones Cairo y El Víbora con una apuesta sin precedentes: «por aquel entonces en España todo lo que se vendía eran comicbooks, superhéroes americanos y manga japonés. Lo único que había dejado la crisis tras las revistas eran algunos fanzines más o menos profesionalizados, pero entonces Camarasa y Diego decidieron editar libros con una alta calidad«, añade Pons en conversación con Valencia Plaza. Los frutos no se hicieron esperar y en 1997, El pie frito de Miguel Calatayud lograba el premio a la mejor obra publicada dentro del 16 Internacional Saló del Cómic de Barcelona. La Col·lecció Mercat se convertía en «el referente directo para entender posteriormente la llegada de editoriales como Inrevés o Sins Entido, pero sobre todo Astiberri».

«Nuestro objetivo, nuestra marca, era publicar aquellos cómics que otras editoriales ni pensaran sacar a la calle», apunta MacDiego en declaraciones a este diario. «Apostaron por unas ediciones de alta calidad, pero sobre todo por un cómic que abordaba lenguajes o límites rompedores. Algunas de las obras de ‘de Ponent’ -como todos se refieren cariñosamente a la editorial- sobrevivirán por su radicalidad, por la experimentación», aporta Pons que recuerda como «no pocas veces, en los salones del cómic, se cuestionaba si era verdaderamente un cómic el libro del que se hablaba; lo que sucedía es que Camarasa se estaba avanzando a su tiempo«. Obras como las de Federico del BarrioGuillem Cifré, los 100 pictogramas para un siglo (XX) de Pere Joan o el más reciente El desorganismo de Daniel Johnston, de Ricardo Cavolo, son buena muestra de ello.

El editor que apostó por las ‘historias de aquí’ en formatos de alta calidad

Además del Premio Yellow Kid al editor y al estudio teórico, ‘el Oscar’ de los cómics (Roma Cartoon, 2005) y el Nacional de Cómic con El Arte de Volar (Antonio Altarriba y Kim, 2009), recibió más de una docena de reconocimientos. Expresidente de la Asociación de Editores de Cómic de España e impulsor del Centro de Documentación del Cómic, muy vinculado a la Universitat d’Alacant, Camarasa trabajó hasta el último día de vida. Pons asegura haber hablado con él la pasada semana, pero el propio Sento Llobell lo hizo a las puertas del fin de semana: «si en Valencia había una figura del editor, esa era la de Paco. Se dedicó a crear una editorial de obra nueva y de gente de aquí cuando lo fácil hubiera sido proveer de éxitos foráneos«. Pero no, Camarasa «publicaba lo que le daba la gana», algo para lo que cabe entender que «nunca pensó en la editorial como un lugar del que lucrarse». 

En estos poco más de 20 años, Camarasa publicaba «más o menos un libro al mes, entre 12 y 14 referencias anuales«, completa Pons. Aunque durante los últimos meses esa actividad se había resentido, preparaba con Llobell una importante reedición y, entre otros volúmenes, una antología de jóvenes autores. Son solo algunos ejemplos, porque prácticamente todos los autores consultados por este diario aseguran haber tenido contactos recientes con él para distintos proyectos. A ellos estuvo muy próximo y lanzó algunos trabajos (Snowhite o Demeter) de la ilustradora  internacionalmente reconocida Ana Juan. La misma se despedía a través de su página en Facebook tras conocer la noticia de un fallecimiento que llegó tras años combatiendo distintas enfermedades. Otro de los más recientes y sorprendidos por la noticia era Jorge Rieracuyo trabajo reseñó este diario la semana pasada. 

Para Pons son imprescindibles los libros de Sento, Micharmut, Fidel Martínez Nadal o Miguel Calatayud: «relanzó a autores como Altarriba, pero también publicó a nombres que ahora resultan tan conocidos como Santiago Valenzuela, Carlos Maiques o Gustavo Rico«. No obstante, para Pons «el mérito fue darle la vuelta al mercado. Ponent es el primero en editar en ese formato que ahora conocemos como novela gráfica». El gran valor es que «estrenan el formato en España y con autores españoles, con gente que estaba haciendo tebeo de experimentación, radical».

El origen de la editorial y los dulces 2000

La ya citada colección Mercat era, a todas luces, un tebeo no-comercial, pero que empezaba a cuestionar la forma en la que las grandes (como Planeta, Norma, etcétera) hacían las cosas. ¿Por qué lo hizo? «Nuestras ex parejas eran compañeras de trabajo. Aunque nos habíamos visto entre los cuatro que andábamos entre cómics en Valencia, esto fue lo que nos unió. En aquel momento ambos podíamos permitirnos perder 3 o 4.000 euros al mes en aquello, así que lanzamos Joputa Ediciones, pero como fue tan bien [dos volúmenes de unos 1.000 ejemplares totalmente agotados] decidimos ponernos un nombre más accesible y seguir». 

MacDiego asegura que la intención de Camarasa «siempre fue la de dignificar el tebeo. Eran unas ediciones imposibles, menos aún pensando que se hacían en Valencia. Era algo que difícilmente se podía ver con una editorial independiente en España o con ese tipo de autores, con tebeos de sobrecubierta y, sobre todo, con aquellas cosas que por estilo o tema nadie quería publicar». 

«Paco había encontrado unos nuevos formatos y una nueva vía para poner en marcha una editorial que generalizaría una forma de hacer las cosas. Una fórmula de la que luego beberían directamente Astiberri o Salamandra«, apunta Antonio Altarriba en declaraciones para Valencia Plaza. La relación de Camarasa con el Premio Nacional de Cómic por el mencionado el Arte de Volar se inició «entre 2003 y 2004, en un momento en el que de Ponent estaba pletórica». El zaragozano recuerda al alicantino como «ese hombre que un día cogió un autobús y se hizo un número incontable de horas solo para decirme que creía en lo que hacía, que creía en mí como guionista… esto fue muy importante para mí«.

La relación de Altarriba con Camarasa fue crucial: «cambio mi mi vida y mi carrera profesional. Vino a mí porque sabía que yo tenía una relación muy importante con el conflicto de Euskadi. Quería que hiciéramos algo de lleno pensando en ETA a partir de mi hacer combativo contra el nacionalismo y la banda terrorista. Sin embargo, según fuimos trabajando, hablando, descubrió la historia de mi padre y me dijo <<eso es lo que debes hacer>>. Aunque el tema de ETA estaba caliente y sabía que comercialmente podía haber hecho algo con cierto interés en las ventas, dio un giro y me animó a hablar sobre mi padre, tuvo en cuenta lo que estaba en mi, lo que estaba suponiendo un trance y provocó que surgiera El arte de volar«.

El futuro de ‘de Ponent’

Es uno de los muchos títulos y autores que de Ponent mantiene en franquicia, entre ellos muchos de los mejores del mundo del cómic en España durante las últimas décadas. Entre los más destacados de su época más actual quizá destaca Fidel Martínez Nadal, del que editó su genial Fuga de la Muerte (2016). «Conozco a Paco como editor de mi último libro, pero sobre todo como cualquier otro autor que de alguna manera ha sabido reconocer su trabajo con de Ponent y hasta donde ha querido llevar el medio cómic durante estos últimos años». Martínez Nadal, que también atiende a este diario para hablar de Camarasa, destaca a la editorial alicantina como «indispensable» dentro de la historieta española: «la aportación era no fijarse en la rentabilidad sino en el valor de la obra como tal, por eso muchos de sus libros destacan por su faceta artística».

Martínez Nadal es una de las últimas grandes referencias de de Ponent. Con la muerte de Camarasa, apunta Altarriba, «se abre una nueva época en el mundo del cómic. No es precisamente un lugar huérfano de editores, pero me cuesta creer que pueda haber perfiles tan humanos y aventureros en general como el suyo«. «Si hay un hueco, que lo hay porque hay una gran cantidad de talento, que se ocupe«, añade Sento, posiblemente el último de sus autores en tener contacto con el gran editor. Altarriba avanza que «los grandes grupos editoriales, como Mondadori o Salamandra, ya han visto la potencialidad del cómic como gran medio, algo por lo que Paco ha hecho muchísimo. Ahora, los que hemos participado de ello, nos debemos a nosotros mismos que no se pierda lo que ha sido de Ponent«.