Publicado originalmente en El País
La verdadera crónica negra de la música para las masas
En la Ruta no se puede utilizar la expresión tópica que dice “nada hacía presagiar…”. Lo cierto es que sí, que a inicios de los años 90 el devenir en masificación de aquel movimiento contracultural daba pistas de alcanzar su extinción. Pero su final se podía haber escrito de muy distintas maneras y, en este caso, por una serie de ingredientes entre fortuitos y esperables, se acabó convirtiendo en una suerte de macrosuceso retransmitido por las novísimas televisiones en España.
1993 fue el año del colapso. Ya en el mes de enero se confirmaba con la peor de las secuelas un presagio: los cuerpos de las tres chicas de Alcàsser torturadas, violadas y asesinadas aparecían. Con ellas el Estado invoca un periodismo que, también influido por el peso franquista, no se había destapado hasta la fecha. Las chicas iban a una discoteca –mantra que no se dejó de repetir– y la muerte se vinculó directamente a la Ruta.
Pero 1993 fue mucho más: fue el año en el que el PSOE, tras una década en el poder, empezó a mostrar signos de debilidad en otros flancos. La corrupción o la bruma del terrorismo de Estado dieron paso a la necesidad de la gestación de una idea: los socialistas podían ser, además de modernos como habían demostrado durante los 80, un Gobierno de orden. En la resaca de la Expo de Sevilla y las Olimpiadas de Barcelona, Valencia será el campo de experimentación de la Ley Corcuera.
Y llegará la revista de la Dirección General de Tráfico (DGT) dedicada íntegramente a las Rutas del Bakalao. El secretario de Estado para la seguridad, Rafael Vera, llamará a desmantelarlas y acusará a las discotecas valencianas de fomentar el proxenetismo, además de, por supuesto, responsabilizar a sus dueños del consumo de drogas generalizado y de las muertes de tráfico. Muchos ingredientes para una crónica negra que fijó a Valencia al fin en el eje del interés informativo en España; eso sí, junto a la Guerra de Bosnia y nunca en la sección de Cultura.
El colapso desde las nuevas televisiones
Dentro la bibliografía utilizada en esta serie, uno de los libros más interesantes es Des de la tenebra (Empúries, 1995). No tanto por el extenso desarrollo de Joan Oleaque en este ensayo sobre el crimen de Alcàsser y todos los antecedentes legales de sus inculpados; el retrato de los medios de comunicación ayuda a entender el despliegue en paralelo de las televisiones en Valencia. Aunque las discotecas o el consumo de drogas no eran una realidad exclusiva de la capital de la Comunitat, lo cierto es que la cantidad de gente que congregaba la convirtió en un espacio para captar historias sensacionalistas y aupar a las nuevas televisiones.
En esa lucha por la audiencia entraron todos los canales: los públicos, con Televisión Española y las autonómicas a la cabeza, y, por supuesto, las tres nuevas licencias privadas: Antena 3, Telecinco y Canal +. En la actualidad la marca de la Ruta se asocia en gran medida al documental Hasta que el cuerpo aguante, del programa 24 Horas de Canal +. Sin embargo, en este noveno capítulo descubrimos que el relato que caló no llegó a través de la escasa audiencia de la única televisión de pago del Estado. Fueron precisamente el resto de canales en abierto los que experimentaron con imágenes y guiones que hoy serían irreproducibles.
El episodio se inicia con dos hitos de la leyenda negra de la Ruta y a través de los informativos ya encontramos cómo el fenómeno se ha instalado en la sección de sucesos. Los medios solidifican la alarma social y los grupos políticos trabajan para rentabilizar electoralmente la situación. Mientras tanto, las cifras van siendo usadas arbitrariamente y la Ley Corcuera necesita un campo de experimentación sin consecuencias personales ni comerciales. Valencia se posiciona como espacio para la perdición frente a otras grandes ciudades, algo que genera un efímero crecimiento económico durante unos pocos años.
El colapso a través del éxtasis
En este periodo hay una sustancia que marca buena parte del carácter en la noche: el éxtasis. Aunque entonces lleva años en el mercado (más de cinco), pasa a convertirse en la solución más habitual y de consumo masivo siempre y cuando no se tenga en cuenta el alcohol. En este noveno episodio nos acercamos a los testimonios del éxtasis recogidos durante aquellos años. Casi todos en positivo, aunque algunos de ellos con consecuencias graves para la salud de sus consumidores.
De manera evidente, Valencia se convierte en la ciudad del éxtasis para España. La Ruta se liga a la idea de las 72 horas de fiesta, toda una novedad propia de los 90. La mezcla de distancias sustancias, con el alcohol omnipresente, agita la idea del lugar para la perdición. Y así, con la gran ayuda del rédito en audiencias de todas las televisiones paseándose por los parkings. el movimiento multiplica su masificación antes de colapsar definitivamente y desaparecer para siempre.